jueves, 28 de julio de 2011

159.- Nueve de abril de 1884: día de alegría y de gloria

“Recibo un pliego sigilado del Vicariado:

A la muy Rvda. Madre Superiora General del Instituto de San José de la Adoración, calle Tasso, 46.

La primera página, escrita en italiano, contiene con gran exactitud los favores concedidos por el Rescripto del Sumo Pontífice Pío IX y mi petición actual. La segunda página, escrita en latín, es una concesión plena y sin reservas de nuestros privilegios religiosos.

Aprovechando una fiesta en casa de los Padres Bigi, el Cardenal anticipó la visita al día 16 de abril”.

Madre Le Dieu escribe: “Hemos preparado nuestra casa y a los niños. Si no se hubiera tratado de esta visita, me hubiera quedado en la cama.

Son las nueve, las diez, y el Cardenal todavía no aparece. Finalmente llega la bendita carroza; los niños se ponen en fila y saludan a Su Eminencia con un canto que no lo aturde, porque es tan dulce que parece cantado por un coro de niñas. El Cardenal, enseguida, comenzó a distribuir unas estampas. Me acerqué invitándole a entrar en el oratorio, lo que hizo devotamente, poniéndose en mi reclinatorio. Después de haber dado el visto bueno al altar, Su Eminencia ha subido unos escalones y nos ha dirigido algunas palabras sobre la caridad, luego ha querido visitar la casa.

Cuando entra en mi habitación los niños lo siguen y uno de ellos le dirige unas palabras. El Cardenal los bendice de nuevo y luego toma asiento en el único sillón. Como ya se le hacía muy tarde no habló del Cura del Ars, pero visitó el segundo apartamento. Los obispos que lo acompañaban han hablado con las hermanas; a uno le ha parecido la visita un poco larga, sin embargo, el Cardenal ha continuado y se ha interesado de todo.

Ha hablado con el P. Teobaldo y le ha dicho que le avise cuando hayamos aumentado de número, prometiendo todo su apoyo.

De nuevo nos ha bendecido a todos y a todas, me ha recomendado que vele por mi salud y luego ha llamado a la carroza.

20 de junio de 1884: probablemente esta fecha será memorable porque esta tarde la Junta deberá estudiar la petición del noble Patronato que se forma justamente hoy. El conde Campello presentará la petición en la que requiere el monasterio de San Onofrio como asilo para los niños pobres. He expresado lo que pienso a los señores Campello y Magliani y les parece bien, pero el conde ha intervenido diciendo que, indudablemente, la Junta habría rechazado la petición hecha por una extranjera..., y que era prudente que yo no apareciera en ningún sitio; que tres o cuatro señoras italianas serían suficientes en esta circunstancia y que luego me habrían hecho todas las concesiones que hubieran querido. Estando así las cosas, esta idea ha prevalecido y esta tarde yo la pongo, como toda mi vida, en manos de la Providencia de Dios, guiada por el Corazón de Jesús, cuya fiesta celebramos”.

“El miércoles por la tarde, en el palacio Campello, anota el 23 de junio, tendrá lugar la primera reunión (la marquesa Serlupi se había ido a Inglaterra).

He rogado a estas señoras que al principio fueran lo menos numerosas posibles, a todo lo más cuatro o cinco, para poder entendernos mejor. He manifestado mi deseo de conservar la dirección; tengo derecho a ser la directora”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario