viernes, 4 de febrero de 2011

29.- Como el pez en el agua, el pájaro en el aire, el ave en el cáliz de la flor

El espíritu de fortaleza, que tan bien se adaptaba a la estirpe normanda, se suavizó mucho bajo la influencia del pensamiento de San Francisco de Sales. Ella solía decir: “Un animal atado no puede caminar ni avanzar”. Y comprendió que las religiosas no tenían que darse aires pero que tenían necesidad de mucho aire. Su ardor apostólico se intensificó tanto que para ella no había confines en el mundo. En su espiritualidad, la dimensión misionera se desarrollaba a la par que la de la reparación. En 1867 Madre Le Dieu escribió una larga exposición de la Obra para el cardenal Barnabo, Prefecto de la Con­gregación de la Fe.

Entre otras cosas escribe: “Es nuestro deseo que Su Eminencia, y luego los cardenales que le sucederán, sea nuestro cardenal Protector. Nosotras queremos tener como nuestro Superior al cardenal de la Propagación de la Fe; necesitamos esto porque la caridad de Jesús Redentor y de María Reconciliadora nos empuja a abrazar la gloria de Dios y la salvación de las almas en todo el mundo.

Nosotras todavía somos tan pocas que una idea como ésta podría pasar por una previsión verdaderamente ridícula, si no hubiéramos sido ya llamadas en otros lugares. Si el cardenal de la Propagación de Fe fuera nuestro Superior General nosotras podríamos ir, sin obstáculos, por el mundo entero”.

Sor San Paul, que fue una de las primeras seguidoras, nos explica el motivo profundo de tanto ardor apostólico cuando escribe: “Madre Le Dieu era un alma generosa, llena de entusiasmo, de entrega y amor a su Dios, en cuyo seno ella se sumergía como el pez en el agua, el pájaro en el aire y el ave en el cáliz de una flor”. Esta espiritualidad creaba la atmósfera en la que respiraban, operaban y gozaban las religiosas del Monte San Miguel. Su casita, situada en el monumento milenario, brillaba como una joya eucarística y zumbaba como una colmena de Dios.

En aquel ambiente de adoración, de reparación y de trabajo toma forma nítida el proyecto del movimiento eucarístico.

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