lunes, 23 de mayo de 2011

116.- La visionaria muerde

La comedia puede durar horas, pero no meses enteros, porque el sistema nervioso no resiste y de hecho el de la visionaria se había quebrado desde enero de 1879. Pasados los primeros fervores, los éxtasis se habían transformado en crisis que se multiplicaban de forma espantosa. En una de esas crisis monta en cólera, grita como una fiera herida y se lanza contra una religiosa mordiéndola varias veces.

El Padre Haza, jesuita, encargado por la Curia para los obsesos y que ya la había exorcizado, aconsejó mandarla fuera, y Madre Le Dieu enseguida fue a Aulnay. “La visionaria, acorralada por mi firmeza, llora, suplica, hace que todos y todas, a los que ha seducido, se interesen por ella para obtener una prórroga. Si esto vuelve a repetirse, dice sollozando, écheme fuera, quíteme también el hábito, mándeme lo que usted quiera, incluso los trabajos más duros en el último rincón de la casa, pero tenga piedad de mi alma; si tuviera que volver a París estaría perdida; ¡piedad, misericordia!

Madre Le Dieu todavía habría probado, pero el padre Haza fue inamovible: mandadla fuera inmediatamente. Y así, Madre Le Dieu, después de haberse dirigido a varios Institutos, pudo entregarla a las religiosas Agustinas, como asistenta, el 18 de febrero de 1879.

Pero la cizaña sembrada por la visionaria había ya crecido.

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