domingo, 24 de abril de 2011

92.- Pequeños artistas

El Sr. Lambert no pierde tiempo. Después de haber pedido información al P. Petitot, pasa inmediatamente a la acción. “El día 9 por la mañana, anota Madre Le Dieu: “Se presentan dos chicos en la estación, uno de 14 años, que no sabe leer y que aceptamos sólo para prepararlo a la Primera Comunión; él tiene que ayudar a su hermano de 10 años, que va atrasado en la escuela.

Después de una larga espera llega una mujer con sus dos hijos; es la que manda el Sr. Lambert con algún otro niño para comenzar la Obra; por su aspecto parece una buena mujer.

Tomamos la calle fuera de las murallas y llegamos hasta la Aurore; allí encontramos un carro alquilado por el Sr. Lambert, el más destartalado que uno se pueda imaginar, tirado por un asno y guiado por una chica. Montamos todos en él, pero en la larga y pendiente subida de S. Claud, algunos tienen que bajarse. Luego, según las indicaciones del recorrido, tuvimos que bajar y subir a través de valles y colinas, y volviendo finalmente al camino, después de casi cuatro horas de viaje, llegamos al destino”.

¡Éste es un asno afortunado: en llanura ayuda, y en la subida es ayudado! La nueva casa de S. Claud enseguida toma consistencia y se produce una especie de milagro pedagógico. De hecho el orfanato está abierto desde hace apenas 80 días y los chicos junto con los de Aulnay están en grado de presentarse en público como pequeños artistas. El 30 de mayo se inauguró la estación de trenes a la que asistieron el Obispo, el Prefecto y otras autoridades civiles y militares.

Madre Le Dieu también mandó venir a los niños de S. Claud.

Por la tarde los niños entretuvieron a la gente con ejercicios de gimnasia, marchas militares y cantos preparados para la ocasión dirigidos por un compañero de tan sólo nueve años. Todos fueron admirados y aplaudidos.

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